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«Ya no tengo pelos en la lengua»

Monika Rügge-Oesch trabaja hace muchos años en la industria alimentaria. En esta entrevista nos explica porque ya no calla ante los abusos laborales.

Mi salud

«Si no me gusta algo, lo diré», es lo que le dije a DSM en la entrevista de trabajo. Siempre había callado ante los abusos. En mi anterior trabajo había problemas de acoso laboral. No específicamente contra mí, sino contra todo el equipo. Algunos de mis compañeros se defendieron y denunciaron al jefe, pero no pasó nada. Uno a uno se fueron yendo, aunque el jefe se quedó ahí, inamovible. Toda esta situación me enfermó, dos años estuve de baja laboral. Entonces me prometí a mí misma que ya no callaría más. De eso hace ya 14 años.

Mi trabajo

Finalmente superé mi enfermedad; tenía muchas ganas de volver a trabajar. Al principio era temporal, pero luego bastante rápido comencé a trabajar fija en DSM. Producimos aditivos para alimentos y cosméticos. Un amplio abanico de productos: desde colorantes para Red Bull o Coca-Cola hasta ingredientes para piensos animales y vitamina B12 para alimentos infantiles. Yo trabajo como operaria en la planta de embotellado. La mayor parte de nuestro embotellado se realiza manualmente: sólo una de las siete líneas está automatizada. Cuando se puso en funcionamiento esta línea hace algunos años, se dijo se necesitaría menos personal. No fue así. En lugar de trabajar manualmente, tenemos que controlar todo allí. Seguimos siendo necesarios, sólo que la naturaleza del trabajo cambia.

Mi compromiso

Hace unos meses, un compañero de trabajo me dijo: «¡Necesitaríamos a alguien como tú en la Comisión Obrera!». – «Ya no me callo ante nada, seguro los meto en problemas», respondí, pero me terminé decidiendo. Hace poco asistí a la primera reunión de la comisión. Lo que vi allí me sorprendió. Ante la Dirección y Recursos Humanos, la Comisión Obrera pudo exponer todos los problemas que nos aquejaban. La dirección tomó notas todo el tiempo y parecía dispuesta a escuchar con ánimo participativo. No lo esperaba. Si habrá algún cambio, no tengo como saberlo. No creo que todo se vaya a solucionar de un día a otro, pero tengo esperanza. Aunque suene un poco ingenuo, creo que emprendiendo un camino juntos podríamos cambiar lo que no funciona. Si lo intentas y no funciona, pues no pasa nada. Pero la esperanza es lo último que se pierde.

«Las empresas no deben olvidar nunca que sin nosotros, nada funciona.»

Monika Rügge-Oesch
Mi sindicato
Para mí, el sindicalismo es en realidad como una Comisión Obrera a escala nacional. Se trata de encontrar soluciones juntos, de permanecer juntos como trabajadores. Personalmente, pienso que los trabajadores y sus necesidades somos los verdaderos protagonistas. Somos los que hacemos funcionar la máquina, la verdadera fuerza del país. Las empresas existen gracias a los trabajadores y no al revés. Esto debemos tenerlo siempre presente, pues las empresas no deben olvidar nunca que sin nosotros, nada funciona.

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